Pocas veces se han dado cita en un mismo lugar y en torno a un acontecimiento tantas generaciones pertenecientes a un mismo linaje. Tienen nombres y apellidos diferentes, pertenecen a órbitas sociales muy dispares, forman parte de clanes familiares de relumbrón o, simplemente, son anónimos imbricados en la gran masa social.
Pero comparten sentimientos, algo que se escapa a las leyes de la genealogía y va más allá de a quién toque disputar las competiciones o gestionar la institución en cada momento. Porque eso sólo son referencias históricas. Importantes por su contribución, pero referencias al fin y al cabo.
Los referentes, los que dan cuerpo y contenido, son lo que protagonizan los pueblos, sus inquietudes, sus sentimientos, su impulso social, la cadena sin interrupción. Esos son los que hacen la historia y marcan la trayectoria para el futuro.
Eso es lo que se ha visto estos días con la colocación de la primera piedra del nuevo San Mamés…es lo que nos llevó a la final de Valencia… es lo que nos hizo ganar títulos… y así sucesivamente. Y ese sentimiento, esa comunión de intereses, esa pasión a la que se une cada nueva generación por genética emocional, se llama Athletic.
Un sentimiento capaz de desarbolar intereses políticos conyunturales, diferencias sociales, superar la sima de los desencuentros generacionales, y vertebrarse por encima de todo en torno a un bien común. Esa es la verdadera historia, la que traza con línea firme el sentimiento a través del tiempo, vengan las andanadas por donde vengan.
Eso fue lo que se presentó, y no digo representó, el pasado 26 de mayo en un solar todavía yermo de edificaciones pero repleto de ilusiones y sentimientos. Allí, junto al viejo y honorable estadio, al cobijo de la historia, con los ecos todavía recientes del “beti zurekin”, todas las generaciones de Athleticzales, y la órbita institucional del momento, depositaron todo el peso de la tradición y toda la esperanza para el futuro.
El viejo San Mamés tiene ya la semilla de su relevo generacional y el Athletic su proyecto y proyección de futuro.
¡Aupa Athletic!
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