martes, 16 de marzo de 2010

Que llamen a House

Ahora que está de moda eso de las nuevas carreras universitarias, Bolonia, las becas Erasmus y demás inventos que nos engullen a los “clásicos” y nos arrastran al pleistoceno, alguien debería esmerarse para inventar una nueva disciplina que analice los comportamientos sociales de algo que puede ser una nueva enfermedad con sintomatología muy dispar. Y por lo visto de esta no se salva ni “dios”. En poco más de cuarenta y ocho horas hemos descubierto que la obispo luterana de Hannover, lider espiritual de nada menos que de veinticinco millones de feligreses, se cocía como un mirlo mientras predicaba la abstinencia. Otro destacado individuo de un partido político defensor del orden y las buenas costumbres impidió que un amigo condujera ebrio y se ofreció a llevar él su vehículo. Parece un claro caso de deformación profesional dado que el citado individuo es miembro de la Comisión de Seguridad del Congreso de los Diputados. Podía haber sido una buena acción si no hubiera habido accidente y prueba de alcoholemia de por medio. Por lo visto, habían bebido juntos.
Pero el caso más llamativo de los predicadores de las buenas formas es el del párroco de dos pueblecitos de Toledo llamados Noez y Totanés, que ofrecía sus servicios sexuales a través de la red y se gastaba la tela de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Salud en teléfonos eróticos. Eso sí, por el “sado” no pasaba. Pero era tan amante de las nuevas tecnologías que llegó a instalar en la iglesia unas campanas automáticas, no se sabe como reclamo de qué.
Y todo esto lo ha descubierto en Google una vecina que se topó con la imagen del cura en calzoncillos grises y en pose atlética, metiendo tripa y sacando pecho, y ofreciendo sus favores como “ardiente, cachondo, sexy y fuerte”. Lo que no se ha contado es lo que estaba buscando la vecina en esas páginas de contactos.
Total, que el cura ha desaparecido y con él un lienzo de San Jerónimo, del siglo XVII, que trataba de vender por nueve mil euros. En el pueblo están que trinan.
¡En fin! Para que vamos a hablar del lío que se trae la iglesia irlandesa o la inglesa, cuyos pecados no se circunscriben a las andanzas de un predicador en cualquier pequeño pueblo recóndito. Son algo mucho más epidémico.
Lo dicho, que alguien se ponga manos a la obra para ver si creamos un MIR que diagnostique y cure estas enfermedades, más extendidas ya que la gripe A. Y si no que llamen a House, que siempre acierta.

1 comentario:

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