Todos los caminos en la vida son sinuosos. No hay líneas rectas para avanzar porque los obstáculos surgen estratégicamente. La propia existencia es como un juego de la Play Station, siempre hay algo o alguien al acecho. No hay que desdeñar por tanto los rodeos, circundar la periferia como mejor acceso para llegar al centro. Pero nunca hay que descuidar lo que nos ha llevado a la cima.
En política viene a pasar algo similar. Cuando el centro del poder socialista “escupió” a Pedro Sánchez de la secretaría general del partido, como la ballena a Jonás, el candidato Sánchez inició un largo periplo por la España circundante. Fue rascando apoyos de esas tierras “vaciadas” hasta conseguir cercar Madrid y conquistar de nuevo la secretaría general del PSOE. La aristocracia socialista se había preocupado de administrar el poder descuidando los pilares que lo sustentaban.
La villa y corte siempre se ha creído el ombligo del mundo, el centro del que emana el mando, desdeñando el contrapoder que la suma de pequeños intereses periféricos puede acumular. Todos los partidos centralistas, en general, cortan cabezas para sumar intereses omitiendo una regla básica: un herido es un enemigo y además tiene sus amigos.
Sánchez, no se si por inteligencia política o por casualidad sobrevenida, ha sabido catapultarse, primero a la secretaría general y después a la presidencia del Gobierno, apoyándose en esa España ninguneada en la toma de decisiones y muchas veces avasallada por la soberbia centralidad de Madrid, que no es el centro del poder sino la suma de muchas españas. La oposición centralista niega el pan y la sal a la gobernabilidad porque se apoyó en “separatistas, terroristas, comunistas y otros …istas” que quieren romper la sagrada unidad. Un desprecio a los gobernantes y partidos de comunidades autónomas con aspiraciones legítimas, pero que posibilitan la gobernabilidad del Estado a la vez que tratan de construir otra España más plural, más respetuosa con los intereses de todos sus ciudadanos y más equilibrada en la toma de decisiones. Galicia se aísla cada vez más de Madrid porque son gallegos, con sentido de identidad voten a quien voten; Euskadi tiene ritmo propio y hace política responsable siempre con los intereses vascos por delante; Cataluña se rebela porque Madrid ha devaluado su economía, su política, ha tratado de dividir a su ciudadanía, ha anulado la voluntad de su parlamento, ha cercenado sus leyes y ha judicializado cualquier iniciativa de mejora.
Sánchez tiene ahora su oportunidad para sacar adelante unos presupuestos tan necesarios como urgentes. Sólo tiene que hacer una lectura correcta de la España en la que vivimos todos. Y que se lo cuente también al rey.