miércoles, 2 de agosto de 2017

La “justicia” de la duda

Ya sé que no voy a ser políticamente correcto, ni a favor de la corriente de los nuevos pensamientos que dudan de todo y de todos. Aunque más que dudar diría que cualquier sospecha dicta veredicto popular de culpabilidad. Hay cosas que me parecen tremendamente injustas con algunas personas, con su valía profesional y con sus capacidades.
Hace unos años, la mujer de un consejero del Gobierno ascendió a un puesto profesional de alta responsabilidad en el Departamento que él dirigía. Llovieron las críticas por ser la mujer de… De nada sirvió su titulación, su cualificación profesional reconocida por sus propios compañeros, su trayectoria y su formación en una especialidad que ha sido su profesión desde que entró en el mundo laboral y de la ciencia. Era la mujer de… y hubo quien se encargó de propalar sospechas e infundios que cuajaron, aunque la evidencia dijese lo contrario. Obvio los nombres pero no con intención de ocultar sus identidades sino porque estarán hasta las narices de salir en las tribunas políticas y en “los papeles” sin comerlo ni beberlo.
Hace un par de meses hicieron director de orquestas de una comunidad al hermano de un conocido político madrileño. Había hecho toda su carrera musical en Dirección de Orquesta en San Petesburgo y tenía una trayectoria profesional impecable. Sentí la misma sensación. Su caso se aireó públicamente sembrando sombras de duda. De sus capacidades, ni hablar. Pasó de ciudadano anónimo, con su propia vida y profesión, a ser el hermano de…, que no es otra cosa que sinónimo de sospechoso de enchufismo.
Ahora pasa lo mismo con una periodista de ETB que lleva treinta años de trayectoria profesional brillante y contrastada. Va a ocupar un puesto de responsabilidad que ha ejercido en otras ocasiones. Pero su marido es consejero del Gobierno y consiguientemente ya está en las tribunas políticas y en los medios.
Entiendo que toda la caterva de corruptelas y chanchullos que salpican la política genere zozobra, desconfianza y hasta cabreo en los ciudadanos. Pero la ira nada tiene que ver con la justicia ni se puede volver justiciera ante las sospechas. No puede ser que alguien que ha dedicado toda su vida a formarse profesionalmente no deba acceder a puestos que ronden la periferia de la actividad de cualquiera de sus familiares, sólo porque a los ojos de los “dudosos” no es estético. Pues yo tampoco soy estético, ni me visto a la moda para seguir la corriente. Me visto como me gusta, como me da la gana, y creo en la valía profesional forjada a través de años de esfuerzo y sacrificio. Me parece bien que para cualquier puesto se busquen los méritos profesionales y que acceda el mejor, pero que una relación de parentesco en ningún caso sea un demérito. Es una cuestión de justicia hacia esa persona. Lo demás es una actitud carroñera.

No hay comentarios:

historia de una adopción

caminos sinuosos

Todos los caminos en la vida son sinuosos. No hay líneas rectas para avanzar porque los obstáculos surgen estratégicamente. La propia exis...