jueves, 3 de enero de 2013
el "recurso" como diálogo
ÚLTIMAMENTE la política, perdón algunos políticos, tienen una tendencia preocupante a judiciali- zar actuaciones propias del ejercicio de esta actividad para avalar legalmente sus decisiones. Que yo recuerde, y es así como se han forjado los grandes acuerdos y hasta acordado las desavenencias, antes las discrepancias pasaban previamente por la vía del diálogo, la negociación, la diplomacia y el ta- lento de los protagonistas antes de llegar a esa señora con los ojos tapados que empuña una balanza de antiguo tendero para sopesar los argumentos de cada cual. Se han eliminado del comportamiento de algunos políticos esos pasos previos, aunque fuesen de baile de salón, que desbrozaban muchos senderos para poder llegar al claro del bosque. Quizá por las necesidades inmediatas que nos agobian o porque no hay argumentos para negociar. La cosa es que amparados en las grandes urgencias, como si el mundo se fuera a acabar al día siguiente, cada uno va a lo suyo y que decida la Justicia, que como es lenta y juega a la gallinita ciega, a lo mejor no me quita lo “bailao”. Igual ahora, desenmascarado el error predictivo de los mayas, se lo tomen con más sosiego. Las consecuencias de este “modus operandi” vienen a ser algo así como que la acción política está permanentemente en manos de los jueces. El Tribunal Constitucional tiene en cartera en estos momentos decenas de recursos pendientes de resolución. Y no son baladíes ni responden a teorías filosóficas con las que nos jugamos el criterio pero no el cocido. Son recursos sobre Sanidad, Educación, Reforma Laboral, Pensiones, Competencias entre administraciones... Y así “hasta el infinito y más allá”. Y entre todos estos, aunque en otros niveles, hay recursos que hacen sonrojar a cualquiera. El último ha tenido como escenario el Ayuntamiento de Basauri. El equipo que ha perdido el poder en las últimas elecciones municipales ha presentado un recurso contra los actuales rectores porque les han desalojado del despacho destinado al Gobierno. El argumento inicial les acusaba de “violación domiciliaria”. “¡Manda güevos!” A los jueces parece que ya les toca hacer de todo. No me extraña que Gallardón se haya inventado la “tasa judicial”. Las arcas de Hacienda, además de sangrar a los ciudadanos, van a recuperar mucha pasta de la que sueltan sólo por los recursos entre administra- ciones. A falta de diálogo ¡toma recurso!
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