viernes, 1 de junio de 2012

"créditos" sociales

EN estos tiempos de crisis es cuando mejor se revelan las esencias de las personas, cuando la radiografía social refleja certeramente lo que somos. Sin boatos ni loas, sin celofán de diseño. Es cuando el ectoplasma no logra despistar la realidad de quien lo proyecta. Se ha escrito mucho sobre si lo que decimos es consecuente con lo que hacemos, y viceversa. Pero no es más que literatura voluntariosa que aporta lo que puede sin centrarse en lo que debe. Al final es la penuria, la miseria moral asociada a la deriva económica la que pone en crisis los valores que predicamos. Todos nos volvemos un poco traslúcidos a los ojos de los demás y hacemos buena la frase que John Le Carré acuñó en La casa Rusia: “Ningún hombre está a la altura de su retórica”. Hay excepciones que no confirman más que eso, que son excepciones. Aunque cada uno nos consideramos vocacionalmente “la excepción”. Todos guardamos celosamente en el zurrón media docena de buenas acciones que al recordarlas nos reconfortan y nos reconcilian con nosotros mismos. Las hemos aireado en múltiples ocasiones, como quien se ve obligado por el contexto, siempre que se ha presentado la oportunidad. Pero nunca hemos narrado a nadie nuestras omisiones. Esas enturbiarían nuestro discurso y es- parcirían la duda en nuestros interlocutores. Pues muy a nuestro pesar estamos muchísimo más cargados de omisiones que de buenas obras. Aquí no pasa como en los modernos sistemas de enseñanza en los que trescientos “créditos” son suficientes para obtener una diplomatura o una licenciatura o... como rayos se llame ahora! Esta es la carrera de la vida. El que crea que ya tiene los “créditos sociales” necesarios para vivir en la autocomplacencia debería escrutar su entorno. El que aflora y el que permanece oculto, un entorno en el que el drama social es tangible y se ceba además en los más débiles: Más de dos millones de niños del Estado español viven en hogares por debajo del umbral de la pobreza. Son datos aportados hace unos días por UNICEF y avalados por los datos del Instituto Nacional de Estadística. ¿Quién se hace cargo de esos “créditos” que hemos generado entre todos? Yo desde luego no cuento con la banca ni con las finanzas por- que ni les conozco ni me interesa. Y si me los encuentro podría llegar incluso a ser violento. Con lo que cuento es con que todos y cada uno de nosotros dejemos de considerarnos “la excepción” y actuemos en la medida de nuestras posibilidades sin buscar fórmulas mágicas ni líderes espirituales. Sin retórica, sea nuestra o ajena, que nos supere. Estando simplemente a nuestra altura.

historia de una adopción

caminos sinuosos

Todos los caminos en la vida son sinuosos. No hay líneas rectas para avanzar porque los obstáculos surgen estratégicamente. La propia exis...